La República Checa es una nación llena de rica historia esperando a ser explorada.

Desde las cambiantes influencias arquitectónicas hasta la hospitalidad de una plaza, esta nación sin litoral podría no ofrecer las mismas oportunidades turísticas que el resto de Europa, pero sí algo diferente y especial. Las altas montañas ofrecen vistas increíbles, las ciudades balneario brindan oportunidades de relajación, y hay numerosos frescos para ver en toda la nación.

La República Checa tiene la reputación de provocar que los visitantes no quieran irse, y la lista de cosas de las que no debes perderte durante una visita es bastante extensa. Desde el casco antiguo de Praga hasta las originales cervezas pilsner de Plzen, así como hermosos museos en castillos, galerías para artistas locales y fascinantes osarios con decoraciones de reliquias que no hay en ningún otro sitio en el mundo. Termina el día en la ladera de una colina para disfrutar del atardecer en los tejados rojos de las aldeas de esta nación y nunca querrás irte de aquí.

Si lees el cuento de hadas promedio, todos terminan encontrando su final feliz. Gran parte del campo se siente casi alemán a primera vista, pero si entras en la región del sur de Bohemia de la República Checa, rápidamente te encontrarás perdiéndote en la Europa medieval. ¿Deseas salir de los típicos lugares de interés turístico? Visita una ciudad como Moravia en el este.

No importa qué ligar elijas visitar en la República Checa, casi cualquier sitio está disponible durante un viaje de un día.

+ Información

Este joven país nació en 1993, cuando Checoslovaquia se dividió en dos estados, Eslovaquia y la República Checa. Este último se convirtió, gracias a su capital, Praga, en uno de los países más visitados en el centro de Europa por su belleza y su fascinante historia. Si eres un amante de la historia y los castillos y palacios medievales o si quieres pasar un fin de semana en pareja en una romántica ciudad europea, entonces te invitamos a que eches un vistazo a las opciones que te ofrecemos para que viajes a República Checa.

Obviamente el primer atractivo que te recomendamos para tu visita es Praga. La capital checa es una obra maestra del arte medieval. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, el centro histórico es una delicia que no te puedes perder. Pasea por calles peatonales descubriendo impresionantes edificios históricos y concurridas plazas en las que encontrarás un ambiente abierto y divertido. Sin duda un destino en el que no debes olvidarte la cámara.

Continúa visitando la región de Bohemia para conocer sus increíbles paisajes eslavos en el Parque Nacional Suiza de Bohemia o sus curiosos palacios como el de Karlstein y llevarte un bonito recuerdo de cristal, ya que es uno de los más famosos del mundo y los artesanos pueden crear maravillas con él. Si por el contrario, cuando viajes a República Checa decide visitar la región de Moravia, al este del país, no puedes perderte la ciudad de Brno, perfecta para una escapada de fin de semana en el que podrás conocer la catedral de San Pedro y San Pablo, además de sus concurridas calles comerciales. Si eliges pasar tus vacaciones en República Checa te recomendamos encarecidamente que pruebes una de las tabernas locales ¡La comida está riquísima! Si viajas en invierno nada mejor que una sopa para entrar en calor aunque los reyes de la mesa son los platos de cerdo o ternera.